“Arquitectura verde o arquitectura bioclimática”… parece que está de moda el término, los clientes la piden, los arquitectos la ofrecen y ¿en qué se convierte la solicitud?… por lo general imaginamos una edificación que tiene materiales innovadores, paneles solares que conviertan los rayos solares en energía y de repente un techo con un jardín encima.
Realmente cuando se habla de arquitectura verde o arquitectura bioclimática se refiere básicamente a diseñar bien, es decir, a hacer un diseño que responde al análisis del contexto social, espacial, climático, económico y a veces hasta requiere de un análisis político también. El primer paso del proceso de diseño consiste en responder la pregunta básica ¿dónde estoy? Es decir, dónde estará ubicada la obra arquitectónica a construirse… y es obvio que la respuesta básica debería ser, “Estoy en el Trópico”. El Trópico Este es la región comprendida por el “Trópico de Cáncer”, en el hemisferio norte (desde los 10º de latitud Norte hasta los 25º de latitud Norte), y el “Trópico de Capricornio” en el hemisferio sur (entre los 5º de latitud Sur hasta los 23º latitud Sur), pero lo más importante de entender sobre esta franja, no son sus coordenadas, sino realizar que es la zona más rica del planeta, alberga más del 70% de la biodiversidad de la Tierra, con su humedad y relación con el Sol, mantiene como temperatura media más baja los 18° grados centígrados y los 38° grados centígrados como la media más alta aproximada, convirtiéndola en la región más agradable para vivir. Todo ser humano que vive en el trópico debe reconocer la fortuna que es encontrarse en medio de esta gran biodiversidad y todo arquitecto debe por obligación hacer su arquitectura partícipe de su entorno natural, pues al estar sobre la tierra, esta no debe ser una intrusa, sino más bien tiene que convertirse en un elemento más del ecosistema, siendo parte de un ciclo de la vida, donde consumirá energía del mismo pero debe permitir que sus desechos y residuos puedan integrarse al ciclo y no dañar el funcionamiento del sistema. El trópico es un cinturón que rodea la Tierra, y sus características son las mismas aquí, en África y en Asia.
El Sol, la lluvia y la arquitectura de techos
El Sol, fuerte, radiante, llenando de energía lo que toca, alcanza el momento del día en que se vuelve insoportable. Los humanos, al verse obligados a protegerse de él, crean los techos, tal cual las copas de los árboles fungen como protectoras. La lluvia tropical, constante e intensa, debe ser detenida dando paso al techo como forma de protección. Es por ello que la arquitectura tropical debería ser conocida por sus diversidades de techo, ya que su principal necesidad a resolver es la protección del exterior.
Las terrazas, las aperturas y las vistas.
Una arquitectura verde es la que exitosamente logra combinar el buen gusto formal con la sensación reconfortante de vivir los espacios…. Y que mejor que una terraza que permite la vivencia tropical directamente. Son pocas las razones que requieran elementos que encierren el adentro y lo separen tan bruscamente del exterior, y es que el micro clima que existe en un espacio techado y sin paredes, como lo es una terraza y que a su vez busca una vista hermosa (fáciles de encontrar por acá), hacen del espacio un lugar cómodo de vivir. La creatividad en el diseño permitirá la permeabilidad y capacidad de cambiar los espacios.
La materialidad en la zona
Otra forma de ahorro energético es utilizando materiales de la zona. Pensemos un momento en el deseado enchape italiano para el nuevo hostal que se va a construir en la playa… solo el hecho de transportar el material en un barco que atraviesa el océano Atlántico es suficiente consumo de energía no renovable, entre otros. Utilizar materiales de la zona en donde se emplaza la obra a construirse se traduce en una secuencia de beneficios tangibles e intangibles:
Generación de empleos para aquellos que lo producen, identidad, pues surgen del patrimonio que nace en el sitio, y ahorro energético, consumiendo menos recursos desde el momento en que es abstraído de su medio natural, es procesado, hasta que es colocado en la obra.
Nuestro contexto, nuestro patrimonio, nuestra identidad
Analizar nuestro contexto integralmente nos abre las puertas a una creatividad sin fin de diseños, formas y respuestas ingenieriles. La arquitectura verde, la arquitectura bien hecha, brindará muchos beneficios entre ellos: una certera respuesta a las necesidades de los humanos, ahorro energético (responsabilizándonos con la conservación de los recursos del planeta para las nuevas generaciones) y la germinación de estilos propios y autóctonos de cada región, país y ciudad, que se llegan a convertir en patrimonio por ser diseños que muestran la identidad del territorio. Diseñar verde significa poder dar las respuestas de diseño que se requieren específicamente en el aquí, el día de hoy, pensando responsablemente en el beneficio de las generaciones venideras.
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